viernes, 25 de diciembre de 2009

Esto es un no parar

Todavía no ha cumplido el año y ya ha quedado obsoleto el nombre del blog. Histórico 6 de 6. Doble triplete o un inventado hexaplete como nuevo título sería más adecuado. Con todo, me quedo con la imagen del emocionado Guardiola al final del partido de Abu-Dhabi. Bueno, la portada de marca del día siguiente tampoco estaba nada mal, jejeje. Lo dicho this is a non stop.
¡Oe, oe, oe!.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La mayoría de edad maratoniana, a los pies del Pilar

A mí me gustó. Y mucho. Mi decimoctavo maratón fue en Zaragoza. A él llegaba peor preparado que nunca. Bueno, dejémonos de eufemismos, la realidad es que la preparación había sido nula. Así las cosas, sabía que tocaba patir i de valent. Zaragoza tiene dos cosas muy grandes. El Pilar y las mañas. ¡Y qué guapas las dos!


De este modo, el maratón no puede salir malo. El recorrido es mejorable pero parece ser que tuvieron bastantes problemas con el diseño del circuito. Lo que desde mi punto de vista es poco justificable es que éste se cambie a última hora. O al menos, que no se dé a conocer el definitivo hasta el día anterior y en la prensa local. Llano, llano, no es, pero creo que resultan peores los giros de 180 grados. Demasiados. Tampoco me gustó tanto bucle en la zona de la Expo. A esas alturas de maratón lo que apetece es encarar la meta. En cambio, resulta muy bonita la parte inicial por el centro de la ciudad y espectacular las no menos de ocho veces que enfrontamos la Basílica de El Pilar. Majestuosa, como siempre. Si he de quedarme con algún tramo del recorrido, lo hago con el paso por la calle Alfonso y el del puente de Santiago, ya acabando la prueba.
Es posible que los avituallamientos fuesen algo pobres, especialmente el final, pero he de decir que no faltó agua, plátanos o isotónicos a nadie. Lo de los voluntarios, simplemente de chapeau. Muchos y siempre con la mejor de sus sonrisas. Muchas gracias. Y lo de los coches también me sorprendió. Más de un atasco pude observar y no oí ni un mal pitido. No debería sorprender, es cierto, pero es que no es lo habitual. Antes al contrario aún había algún conductor que te decía ¡venga, maño, que esto está hecho!
Lo dicho, gracias mañicos por obsequiarme con este maratón en mi ciudad natal.

El premaratón gastronómico

¿Quién dijo que para esto del maratón había que ir bien alimentado?
Yo también lo pienso así y comencé la carga maratoniana para Zaragoza el mismo martes. Resulta que en Valencia se organizó esa semana la segunda edición de Valencia cuina oberta, en la que más de 50 restaurantes ofertaron menúes de mediodía y de cena a unos módicos precios.


Mi primera visita fue a Mar de Bamboo, en el edificio de Veles i Vents del Port de València. El entorno es espectacular y la fideuá que nos sirvieron, más que correcta. Para la cena de ese mismo día me dirigí al Kaymus, un restaurante nuevo situado en Maestro Rodrigo. Muy bien. De la mano de Nacho Romero, joven cocinero, este restaurante sigue creciendo. En fin, que se puede decir que el martes me acosté bien alimentado. Y el miércoles, también. Arroç allipebrat en L'Ancó al mediodía y espectacular cena en La Sucursal. Por unos módicos 30€, que luego se van a más de 50 con ná, puedes cenar en un estrella michelín. Como siempre, de categoría.
El jueves tocó sólo cena. ¡Pero vaya cena! No conocía Alejandro del Toro, otra estrella valenciana, y he de reconocer que era un fallo gordo. De él, a destacar lo más importante en un restaurante: su cocina. Excelente. Todavía se me hace la boca agua recordando el plato principal: un excepcional cochinillo.
Y como quiera que aún quedaban dos días para el maratón, el viernes y el sábado continúe con la ingesta en tierras mañas. ¡Ya podía soplar el cierzo el día del maratón, ya! Lo del ternasco del domingo ya no fue para la preparación específica del maratón.
Salut.

jueves, 29 de octubre de 2009

Un pil-pil de 42 kilómetros

Sí, ya sé, las cosas no se hacen así. Las cosas maratonianas, digo. A Bilbao llegaba con una, cuando menos, curiosa preparación. Por fas o por nefás, la media de kilómetros semanales de entrenamiento se había quedado en apenas unos ridículos 25. Y el largo más largo había sido un paseíto por la montaña de más tres horas y 20 kilómetros. Vamos, lo que se viene diciendo un perfecto seguimiento del manual de lo que no se debe hacer antes del maratón. Incluido el capítulo de la carga de hidratos previa, pues no hay nada referenciado en la literatura sobre los efectos positivos del bacalao al pil-pil, los txakolis y el orujo.
Hacía muchos años (tantos como siete) que no visitaba Bilbao y la verdad es que la han dejado guapa. Tanto el día anterior como el mismo del maratón dio tiempo a recorrerla y a disfrutarla.
Llegada la noche de autos (porque el maratón, para seguir con la experimentación, era nocturno), uno se planta en la salida con el único objetivo de no haberse llegado hasta Bilbao para una primera retirada en carrera y acabar dentro del generoso plazo de tiempo dado por la organización. Al final, bien, conseguido lo segundo y, por ende, lo primero.
Esto son dos voltas a peu y un par de grandes fondos por la ría, Fonoll dixit. Y efectivamente. Unos primeros 6 o 7 kilómetros urbanos, muy bonitos, con vistas al Guggenheim, la Gran Vía, el Ayuntamiento, el teatro Arriaga (a punto de entrar a ver La Clementina), ..., y enfilamos ría arriba (a lo Borau) por una carretera en algunos tramos a oscuras hasta llegar a Getxo. Así, pasamos la primera media y ya tenemos la volta a peu y el gran fondo. El recorrido de vuelta por la ría resulta casi idéntico y oscuro, aburrido, húmedo. El maratón empieza a dar señales de la falta de consideración que le he tenido y he de bajar (aún más) el ritmo. Aún así estoy medio contento porque las molestias son casi exclusivamente musculares.
Pasamos en el 33 al ladito, pero al ladito de meta y dan ganas de hacer un recorte de verdad. No esos estúpidos recortes que hacen esos estúpidos corredores para ganar unos estúpidos segundos. Seguimos. Así hasta el casco viejo donde acaba el segundo gran fondo y comienza la última volta a peu. De apenas seis kilómetros pero durííísima. A unos cinco kilómetros de meta pasamos otra vez por el Guggenheim (esto no se hace, por el amor de Dios) y aún nos queda subir una cuestina e intentar acertar con el museo por otro lado. Al final dimos con él. Un once para público y voluntarios (incluido un fenómeno con un tambor en la solitaria ría que no paró de tocar en cuatro horas) y un cero para la organización.


P.S. Al maratón hay que tenerle un poquito de respeto. Bueno, y al Alcorcón también.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Sevilla tiene un color especial

¡Mira que me gusta esta ciudad!
Aprovechando que la semana pasada tenía un congresito en Cädiz me acerqué a correr la Nocturna del Guadalquivir, carrerita (sí, carrerita) a la que ya le había echado el ojo hace tiempo. Bueno, la idea de tapear por Triana y pasear por el centro también me atraía, también.
La prueba empieza a las 22.00 h. (quizá un pelín tarde para mi gusto, supongo que debido a imponderables de tráfico), tiene un recorrido muy agradable y un censo de participantes que este año rondó los 15000. Hay bastante animación a lo largo de un recorrido completamente cerrado al tráfico (como no podría ser de otra forma) y es de destacar la bonita camiseta y el pantalón de la bolsa del corredor, algo para nada habitual en las carreras gratuitas. Sí señor, muy recomendable. Más si la haces escoltado (es un decir) por los amigos Pretorianos de Tomares.


Ahora bien, yo creo que un poquito masificada sí que está. O sales medianamente bien colocado (situado, ubicado, posicionado, ...) o se hace muy complicado (y peligroso) el correr. El final en el estadio casi olímpico también está muy bien pero la salida de él fue caótica. Un pasillito estrecho con barandillas para vomitar a miles de personas. Yo llegué seco, seco, seco (sé que había botellines de agua en la carrera porque los vi vacíos por el suelo pero no llegué a coger ninguno) ansiando el líquido elemento y cuando por fin puedo salir a a la calle, después de más de un cuarto de hora de apretujones, me dan un botellín a más de 30º. No me lo pude beber. El isotónico también se había acabado así que tuve hidratarme en el mejor tirador del mundo mundial. Tras esperar pacientemente mi turno me apreté más de un litro de cervecita fresca. ¡La espera había merecido la pena!
Lo mejor vino después con la cervecita y las tapitas en compañía del amigo PLUM. Muchas gracias y ya sabes que te espero para el Espadán.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Triplete otoñal

Sí, ja estem a la tardor. Y aunque entre sóleos, bursitis y lo que no son ni sóleos ni bursitis, no voy cara al aire, me planteo para este finde otro triplete. El viernes, una carrerita a la que ya le había echado yo el ojo hace años: la Nocturna del Guadalquivir. Dicen que está muy bien y tal y tal, pero lo mejor será echar un rato al lado del tirador con el amigo PLUM. El sábado ya andaré por casa así que me acercaré a Godella a hacer el diezmil. Lo hicimos el otro día entrenando y es duro de co..., pero digo yo que ya se acabará como se pueda. Y el domingo la Marxa de Muntanya al Garbí. Preciosa carrera de montaña con salida y meta en Estivella, con una subida y bajada preciosa del Garbí. Muy recomendable. Ya contaremos.

lunes, 31 de agosto de 2009

Siguiendo la filosofía fonollense (o fonolliana)

Pues sí. No tiene pinta de que vaya a salir a entrenar hoy así que cerraremos agosto con cero entrenes (y 17 carreras). En julio fue un poquico mejor la cosa y fueron dos los días que salí a entrenar. A primeros de mes. Las carreras, ocho. A pesar de que a mi amigo le funciona esta particular forma de solucionar el problema de minimización del entrenamiento, creo que si no quiero morir en el intento maratoniano bilbaíno debo cambiar algo mis hábitos carreriles. Aunque la primera semana de septiembre será en blanco para lo de los entrenes (llevaré dorsal de jueves a domingo), desde aquí hago propósito de enmienda para las sucesivas.